Los mismos usuarios son los que brindan la información a los delincuentes. Clonación de tarjetas, robo de identidad, hackeo de cuentas de Paypal y de redes sociales como Facebook, Twitter, WhatsApp e instalación de virus en los dispositivos electrónicos, son algunos ejemplos claros de lo que ocasiona la ignorancia tecnológica.
Páginas web con diseños clonados de los auténticos o muy profesionales, son un gancho fácil para que la gente caiga en estafas.
Hace unas semanas un conocido intentó persuadirme de comprar boletos de cine a un menor precio en una página web que tenia un diseño muy profesional, con imágenes de logotipos de varias empresas que le daban un poco de mayor seriedad, pero al momento que me pedía introducir los datos de mi tarjeta bancaria, el sitio web carecía de seguridad y eso me alertó para abortar esa compra, así sin más.
De acuerdo a cifras de la Condusef, durante el año 2016 en México más de 5 millones 376 mil usuarios fueron victimas de algún tipo de fraude electrónico en el país. La mayoría de estos están relacionados con robo de identidad, estafas cibernéticas, clonación de tarjetas y se estima un incremento de estos problemas de entre un 35 a un 45% a tasa anual.
Las cifras son alarmantes, pero lo más alarmante aun es la muestra poblacional que sufre de ignorancia tecnológica, misma que abre las puertas a estos tipos de fraudes y a quienes los perpetran.
La ignorancia tecnológica le hace perder recursos a los usuarios de servicios financieros y redes sociales.
Y es que por más que las entidades financieras, entre ellas los bancos y algunos organismos gubernamentales, intentan constantemente educar a sus clientes de evitar acceder a enlaces que les llegan vía correo electrónico en dónde les alertan supuestamente de algún cargo no reconocido o de que su cuenta de banca electrónica se encuentra supuestamente en riesgo o comprometida, los usuarios siguen cayendo fácilmente en este tipo de trampas.
Los usuarios hacen caso omiso a los consejos que bancos y gobierno les realizan para evitar ser víctimas de fraudes.
También es común que los usuarios accedan a enlaces que les llegan vía WhatsApp o SMS en dónde reciben alertas similares a las anteriores o les hacen invitaciones a adquirir un nuevo producto o servicio a costos más bajos en páginas con dudosa reputación y que acceden a entregar los datos de sus tarjetas de crédito o débito sin confirmar la autenticidad del sitio web, que muchas de las veces carece de certificados SSL o con direcciones electrónicas similares a las verdaderas, pero que cumplen su objetivo: confundir al usuario, mismo que es es un ignorante tecnológico.
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